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¿Qué sigue después de la segunda dosis de la vacuna contra la COVID-19 para los trabajadores de la salud en Acapulco?

El protocolo de aplicación de Pfizer-BioNTech marca de 21 a 28 días como periodo de espera entre la aplicación de la primera y la segunda dosis de la vacuna contra la COVID-19. Las y los trabajadores pertenecientes a las distintas instituciones del sector salud en Acapulco, tuvieron que esperar 35 días, 14 días adicionales a los 21 que también recomendó la Organización Mundial de la Salud (OMS).

¿Qué fue lo que originó la demora antes señalada? El 18 de enero en entrevista con Ciro Gómez Leyva, el Secretario de Hacienda, Arturo Herrera explicó que, en respuesta a la solicitud planteada por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) a Pfizer de aumentar la producción de vacunas, la farmacéutica tuvo que detener de manera provisional la manufactura en su principal planta con el fin de hacer ajustes necesarios; dando como resultado el retraso en la entrega de las dosis pactadas con nuestro país, por consiguiente, que su aplicación fuera aplazada en territorio guerrerense.

Vacuna de coronavirus: 6 interrogantes sobre la aprobación de Reino Unido  de la vacuna de Pfizer y BioNTech - BBC News Mundo
Foto: BBC

Con esa variación en el esquema de vacunación de lo que las autoridades federales han denominado “la etapa 1”, originada por una eventualidad de índole extranacional, el pasado miércoles 17 de febrero en Acapulco arrancó la aplicación de la segunda dosis de la vacuna contra la COVID-19.

Personal médico, de enfermería, de las áreas de trabajo social, limpieza y administrativa, de las instituciones públicas, recibieron el refuerzo del antiviral. Con esto, los trabajadores y trabajadoras que desde hace casi un año viven uno de los desafíos más grandes en sus carreras profesionales, se convierten en el primer grupo poblacional inmunizado en nuestro país.

De los cinco grupos en los que el gobierno federal seccionó a la población mexicana para esta política nacional de vacunación, es el único que no tiene como base una clasificación por edades, lo que significa que en este momento hay jóvenes de veintitantos años, así como personas de entre treinta, cuarenta y cincuenta años vacunados. Todas y todos trabajadores del sector salud.

Una de las beneficiadas es Concepción de 50 años, trabajadora de Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE) a quien la vacuna le proporciona mayor tranquilidad para desempeñar sus actividades:

“yo me siento satisfecha, porque el saber que ya tengo las dos vacunas eso me hace estar más tranquila por el lugar a donde yo trabajo, esperamos que, si una se llega a enfermar, no le dé al grado de morir. Muchas personas quisieran ya tener acceso a está vacuna, por lo mismo. Porque ha muerto mucha gente”.

Concepción, trabajadora del ISSSTE.

Sin embargo, la seguridad que pudiera proporcionar el hecho de saberse inoculado no modifica las medidas de protección y cuidado que han estado implementando. Incluso consideran necesario el continuar limitando el contacto con sus seres queridos, pues, aunque se sienten protegidos, reconocen que esto no los exime de convertirse en agentes portadores del virus y con ello infectar a los integrantes de sus familias no vacunados, tal como lo mencionó la enfermera del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) Jessica, quien está asignada al área de COVID:

“Sí me siento un poco más segura que antes, pero no me siento realmente confiada, las medidas que yo tomo van a seguir siendo las mismas. Si me llego a sentir mal, hay veces que duro dos semanas sin ir a la casa de mi mamá. Solamente nosotros estamos protegidos, pero los demás no”.

Jessica, enfermera del IMSS.

La trabajadora social Laura, quien labora en el área de urgencias COVID, del hospital general del Quemado expresó:

“yo creo que tanto la enfermedad, como estas vacunas apenas se están conociendo yo he decidido seguirme cuidando, como si no me hubieran vacunado para no correr ningún riesgo. Con mi familia será igual. Se nos ha dicho que, si yo me cuido, también cuido a los demás y lo tengo que seguir haciendo” .

Laura, trabajadora social del hospital del Quemado.

Con respecto al procedimiento que se siguió en las instituciones porteñas para la aplicación de la segunda dosis, se observaron diferencias. En el IMSS, se notó mayor desorganización. Según los testimonios recopilados, a los trabajadores se les avisó el mismo día sobre la llegada y aplicación de la vacuna. Muchos de ellos tuvieron que esperar hasta siete horas sin poder moverse de la fila por temor a perder su turno. Otros decidieron irse y regresar al otro día para que les fuera inoculado el antiviral.

“muchos compañeros estuvieron esperando, otros se fueron y decidieron como yo ir al otro día. Tardé cuatro horas en el proceso para que me pudieran vacunar”.

Jessica
Trabajadores del Hospital Vicente Guerrero (IMSS) esperando más de 7 horas por la segunda dosis.
Foto: Anónimo.

A diferencia de lo ocurrido en el IMSS, en el Hospital General del Quemado, el proceso fue más ordenado, los trabajadores no tuvieron que hacer filas, ya que la asignación de los turnos se efectuó mediante fichas:

“Ese día yo llegué a trabajar y mi supervisora me informó que fuera a sacar una ficha, para que más tarde, ese mismo día me aplicaran la segunda dosis. Fue un proceso ordenado”.

Laura.

Al igual que durante la aplicación de la primera dosis, se les pidió permanecer 30 minutos en observación con la finalidad de monitorear algún efecto adverso. Sin embargo, estas reacciones se presentaron hasta varias horas después.

En comparación de lo sucedido durante la primera aplicación, algunos de los trabajadores reportaron la presencia de dolor de cabeza, febrículas, dolor intenso en el área de la inoculación y malestares estomacales en las horas posteriores. La presencia de más síntomas durante la segunda aplicación ya se tenía prevista. En un reportaje realizado por el Health Day, el médico y especialista en vacunas, Dr. Greg Poland comentó al respecto:

“Es una evidencia de una respuesta inmunitaria muy vigorosa, lo que no significa que las personas que tienen una respuesta menor no desarrollen una respuesta inmunitaria. La desarrollan […] pero por algún motivo, en algunos de nosotros, nuestro sistema inmunitario lo ve y de verdad reacciona”.

Dr. Greg Poland, director del Grupo de Investigación en Vacunas de la Clínica Mayo, EEUU.

Pese a las reacciones secundarias, quienes ya fueron vacunados instan a la población a recibirla, pues estas reacciones no son comparables con los efectos que produce la infección provocada por la COVID.

“no creíamos en el Covid, ahora por qué no vamos a creer en la vacuna, entonces si se tiene que aplicar, es como cualquier vacuna, todas causan algún efecto, a todos nos hace de diferente manera. No es lo mismo para cada persona, pero son importantes”.

Jessica.
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