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El poder de la moda

Mercedes Calvo Iguala 2021 Huipil Amuzgo

Ver a la indumentaria como cosas para no estar desnudos es solo verle una sola cara a la moneda, ya que estas han evolucionado en paralelo a la existencia de la humanidad misma y han trascendido a ser un medio de comunicación intrínseco y visual que proyectan una imagen, un mensaje o un estado emocional. 

Y es que desde mucho tiempo atrás, la ropa se ha utilizado para comunicar algo: autoridad, dulzura, dureza, jerarquía, solemnidad, duelo, entre otros. Esta ha sido adaptada a las necesidades de cada individuo y amoldándose hasta convertirse en un fenómeno social, cultural y político; basta solo mirar 80 años atrás para obtener un ejemplo del poder de este fenómeno, hacia las grandes modificaciones que hizo Gabrielle Chanel a la industria de la moda, como participación de la liberación femenina de las pesadas y suntuosas imposiciones por un sistema patriarcal que les indicaba cómo tenían que vestirse, sin siquiera pensar si esto era cómodo o no, imponiendo ella misma la utilización de una de las prendas exclusivas por siglos para hombres: los pantalones, además de sentenciarle la muerte al corsé y a las faldas kilométricas.

Fue la misma Chanel quien asumió la importancia que tenía el que cada mujer fuera libre, posicionando su modelo de “Mujer Nueva” a través de la introducción de nuevas prendas que hicieran dejar atrás a aquellas que sólo se dedicaban a ser una tortura utilizarlas, pero también, a que cada una de ellas pudiera encontrar su propio estilo, de ser independiente, de construir su imagen a través de las mismas prendas que en aquellos entonces escandalizaban a más de uno y de darle un giro completo a la percepción que se tenían de determinadas cosas.

En la actualidad es muy bien sabido que las mujeres siempre se han tenido que esforzar el doble para poder destacar en la vida pública, y cuando estas ocupan una posición visible dentro de la sociedad, ya sea como una figura política, una celebridad o una artista, la misma sociedad las ha obligado a esforzarse doblemente y a reinventarse, pues nunca dejarán de estar bajo la vista juiciosa de todos aquellos que observan hasta el más mínimo detalle para poder debatirlo.

Cortesía: InStyle

Pero es interesante conocer también la forma en que algunas mujeres se han apropiado de la misma indumentaria para poder hacer frente a esta presión social que se ejerce sobre ellas, además de ayudar reforzar su propia personalidad y la investidura que representan, así como darles seguridad y además expresar y comunicar un mensaje en específico. Esta apropiación puede ser tan importante y tan influyente que incluso hay algunas de ellas que han utilizado su propio statement para ser tomado como inspiración, pero también para dar un mensaje de calidez, sencillez y hacernos ver que “es son tan humanas como nosotros”, tal es el caso de Michelle Obama quien nos ha dejado verla en más de una vez vistiendo a la marca sueca de bajo costo H&M. Lo que me encanta de que Michelle Obama use un H&M es principalmente el mensaje que transmite a partir de ello, como un “soy la Primera Dama, pero visto como cualquier ciudadana de Estados Unidos”, algo que en muy contadas ocasiones hemos visto en alguna otra Primera Dama de ese país.

Y ya que nos adentramos a las Primeras Damas y la forma en la que pueden proyectarse a través de su vestimenta, no me gustaría dejar de lado a uno de los atuendos más icónicos que ha tenido la Primera Dama del estado de Guerrero, Mercedes Calvo, quien en la conmemoración del Día de la Bandera y los más de 200 años del Plan de Iguala, lució un huipil y una falda roja claramente proveniente de comunidades de mujeres artesanas amuzgas, ceñida por un lazo rojo a la cintura, misma que combinó con unos tacones rojos y acompañado de un reboso con detalles florales y un bolso artesanal con grecas de colores. 

Este conjunto que la Sra. Mercedes Calvo nos dejó ver, nos muestra a una mujer interesada en las prendas artesanales que se confeccionan en el estado y que no ve de estas un “disfraz”, sino elementos que pueden ser tan elegantes como para ser portados en eventos de gala. Pero además, nos comunica una imagen específica: una mujer empática, trabajadora, educada, con clase y con estilo; una mujer del siglo XXI que no tiene miedo a vestir con mucho porte la ropa que usaría una mujer de la zona amuzga de la Costa Chica del estado.

Me parece importante recalcar la importancia que tiene utilizar estas prendas que no son piezas “coloridas” y “exóticas” para los mexican curious, sino que representan un legado cultural y artístico, una tradición oral que se ha transmitido de generación en generación por siglos, más de 600 horas de trabajo por prenda en el telar de cintura y engloba parte de la identidad de cultural y social del estado.

La ropa es sin duda una forma de comunicación, que transmite y trasciende a un símbolo, mismo que cada persona adopta y moldea a su propio contexto y necesidades; todos expresamos algo, pero lo hacemos de maneras muy diferentes. Mientras unos utilizan su vestimenta para decir qué sienten, otros la utilizan para decir quiénes son, por qué están aquí y el poder e influencia que pueden tener. 

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