México ha sido un país históricamente gobernado por varones y en el que la participación de las mujeres en la política es un tema relativamente nuevo. Recordemos que en el año 1955, las mujeres pudieron formar parte del padrón electoral del país en el sexenio del presidente Ruiz Cortines y las modificaciones a la Constitución que les otorgaban una ciudadanía plena; y no fue hasta 1979, veinticuatro años después, que vimos a la primer mujer gobernadora, Griselda Álvarez, por el PRI en Colima.
En algunas ocasiones me he preguntado ¿será que existe en la población mexicana una falta de confianza para con las mujeres y los puestos de poder? Culturalmente, se ha considerado que las mujeres son personas dominadas más por sus sentimientos que por la razón, dando pie a la creencia de que existan decisiones que sean tomadas por la emoción antes de que con la cabeza fría. Sin embargo, esta idiosincracia es un mal que debemos erradicar y mirar las propuestas que las mujeres tienen para el pueblo.
Las elecciones del Estado de Guerrero se acercan y por lo que hemos visto hasta ahora, muestran un candente panorama en el que el proceso se ha visto entorpecido por las acusaciones en contra de Félix Salgado Macedonio, en donde a los ciudadanos se nos han mantenido con incertidumbre sobre quién será entonces el legítimo candidato de Morena. Las mujeres no solo en el estado de Guerrero, sino en diversas partes del país se han unido para denunciar públicamente las acciones cometidas por el candidato, exigiendo un cambio eficaz para evitar que acusaciones tan graves no pasen de largo, sin embargo, a las personas que les corresponde resolver en estos momentos es a la Fiscalía del Estado.
Ante tal situación me surge una pregunta, ¿será que es tiempo de que le demos una oportunidad a las mujeres, de abrir los ojos y asociar en ellas son un factor de cambio? Tal vez nos enfocamos más en los errores que ocurren en un municipio que ha estado acostumbrado —por años— a repetir los mismos patrones en todas las administraciones pero, por ejemplo, tan solo en el periodo que ha llevado Adela Román Ocampo, hemos salido de estar entre las tres ciudades más violentas del mundo, récord que teníamos desde el año 2013, cuando se comenzó a hacer este listado. A los pocos días de su administración limpió a la policía municipal, destituyó a altos mandos de su cargo por ser sospechosos involucrados con el crimen organizado y sometió a exámenes de confianza a todos los elementos y, a los aprobados, les brindó un aumento en su salario y equipo de trabajo nuevo. Le entregó por primera vez en la historia una jubilación digna a los empleados de la tercera edad en CAPAMA. Además, durante los puntos más críticos de la pandemia, inauguró 35 comedores comunitarios en donde ella afirma en una entrevista que tuvimos, comía para comprobar que se les entregara a los beneficiaros comida limpia, en buen estado y, por supuesto, sabrosa.
Tuve la oportunidad de platicar con ella, frente a frente, en dos ocasiones distintas. En ambas entrevistas pude conversar sobre el trabajo de la primer presidente mujer en Acapulco y a los diferentes retos que implica gobernar en un municipio donde no solo la violencia impera, sino también los vicios que se han arrastrado de administraciones anteriores, los diferentes problemas sociales y mundiales que nos aquejan y una cultura donde se considera que las mujeres no merecen puestos donde implique gobernar.
¿Guerrero está listo para una gobernadora mujer? Creo que el pueblo mismo debe tomar esa decisión.