México.- María Herrera Magdaleno, madre de ocho hijos, cuatro de ellos desaparecidos, pidió al Papa Francisco hacer un llamado al gobierno de México para que busque a las personas desaparecidas y detener la violencia.
De visita en Roma, María Herrera saludó al papa Francisco en el Vaticano. Ahí le entregó una carta en la que le pide al Pontífice rezar por las madres de los más de 100 mil desaparecidos en México.
María Herrera dijo que sus cuatro hijos, Raúl, Jesús, Luis Armando y Gustavo, siguen sin ser localizados. Dos de ellos, última vez que los vieron ocurrió en Atoyac de Álvarez; los otros dos se vieron por última vez en Veracruz. Explicó en la misiva a Francisco que, “ante la indiferencia de nuestros gobiernos, las madres tenemos que salir a buscar con nuestras propias manos, con picos y palas”.
En el breve mensaje, María Herrera, pidió al Papa tener a las madres mexicanas en sus oraciones. Cabe mencionar que en 2011 increpó al presidente Felipe Calderón por las violaciones a derechos humanos derivadas de la “guerra contra el narcotráfico”.
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“No nos olvide. Rece por nosotras y llame a nuestro gobierno a buscar a los desaparecidos y a detener la violencia; a nuestros pastores a acompañarnos más y a la sociedad a ser más empática con nuestro dolor. Rezamos por usted”, dijo la afligida mujer.
En un comunicado, la Compañía de Jesús y el Centro de Derechos Humanos Agustín Pro Juárez (Centro PRODH) informaron que “en representación de miles de familias mexicanas, María Herrera entregó información sobre esta dolorosa realidad; así como sobre el rezago forense de los cuerpos y restos sin identificar”.
Durante el encuentro el Pontífice bendijo en la persona de la señora Herrera. De igual forma a todas las madres y familias que buscan a sus seres queridos desaparecidos.
Para la Compañía de Jesús y el Centro PRODH, algunos de cuyos integrantes acompañaron a María Herrera, el encuentro con el Papa Francisco “constituye un llamado a los gobiernos a buscar a las personas desaparecidas y a identificar a las personas que no han recibido digna sepultura por la crisis forense y a adoptar políticas para reducir la violencia”.
Asimismo, la visita es “una invitación a las iglesias, comunidades de fe y a la sociedad a desarrollar una mayor empatía con las víctimas”.